Sobre Finca La Montañita

A 1900 metros sobre el nivel del mar, en las partes más altas de la denominada ciudad de los árboles, Huehuetenango, Guatemala, se logra apreciar entre rocas y arbustos una fogata que resguarda del frío de la noche a una familia que ríe, comparte y hace una pausa de su larga jornada de trabajo en la Finca. Teresa, la hija de Don Mateo, no comprende con exactitud lo que siente, aunque sabe muy bien que ahí es donde pertenece y definitivamente quiere continuar el legado de su familia, pues es la montañita que la vio crecer.

De pequeña le contaron que sus abuelos trabajaban la tierra por la costa y que eventualmente su padre buscaría una manera de mejorar las cosas en Guate; cosa que no hubiera sido posible hasta que su padre emigró a Estados Unidos y años después con un poco de dinero lograría la compra de la Finca. Este pequeño gran terreno llevaría por nombre Finca la Montañita, que se convertiría en el pilar económico de la familia Gaspar.

Teniendo uno de los cultivos más puros de café Marsellesa en Guate y a la par Pache Rojo y Verde, en 2008 registrarían su café como café especial orgánico y cada vez más reconocería la importancia de los procesos para sacar lo mejor de su grano. Con el paso del tiempo, se daría cuenta que por más técnicas que fueran las soluciones para la mejora de su cultivo, lo que verdaderamente guiaba el rumbo de la Finca eran las decisiones, pues una mujer joven que a penas entra a sus 20’s decidiría tomar la responsabilidad de convertirse en el corazón de Finca la Montañita, mientras su abuelita y su madre se quedarían solo con el deseo de trabajar la finca pero sin la capacidad física.

Cuando Teresa tomaba la decisión de responsabilizarse del negocio familiar, varias personas de la zona estaban vendiendo sus fincas, por la falta de mano de obra y el poco interés que generaba el café e incluso habiendo pasado por situaciones donde el precio no era nada favorable, lo que hacía pensar a la familia que no valía la pena preservar el terreno y aun así, habiendo sufrido a enfermedades como la Roya en 2016. ¿Qué podría sonar más desalentador? ¿Qué mantendría viva la Finca? La voluntad de Teresa.

En la actualidad, la pequeña niña sigue viva en los sueños de una joven adulta que dirige a personas que cortan cuidadosamente granos maduros de café a mano en una Montañita donde el clima es helado pero los corazones son cálidos. donde la comunicación es fundamental para un buen proceso, donde los familiares son amigos y los amigos son familia. A punto de empezar la próxima gran fase de su vida, Teresa forma parte de la cooperativa el Sendero y busca constantemente como expandir su montañita, vender su café a mejor precio , luchar contra estereotipos del machismo en una cultura totalmente adversa y seguir viviendo de lo que pasó de ser necesidad a una pasión.

“Es bonito ver el trabajo que hemos hecho en la Finca, uno no se da cuenta hasta que se lo cuentan”