Sobre Finca Chanita

El nombre de la finca es “Niña Chanita” debido a que la abuela de las hermanas Morales se llamaba Luciana. La hija de Claudia Morales, una de las propietarias de la finca, lleva el mismo nombre. Esto representa una transmisión de características y denominaciones que se conserva entre generaciones, resultando en una metáfora de su finalidad con el cultivo del café.

La finca se estableció hace 30 años, cuando el padre de Claudia compró la propiedad, iniciando la siembra de café y árboles nativos. Uno de sus objetivos principales era contribuir a reforestar el municipio de Izalco y que la finca se convirtiera en un pulmón para El Salvador. Es importante mencionar que la finalidad primordial consistió en que la producción y comercialización de café se convirtieran en componente importante de la economía de la familia.

Dentro de la finca, hay árboles que fueron sembrados por Claudia y su hermana. Consideran que las personas necesitan este bosque para seguir teniendo agua y oxígeno. Al cultivar café, también se fortalece el bosque, ayudando a conservar la fauna y flora nativas de la zona. En la propiedad no hay agua, pero el rocío de la mañana se puede ver en la grama y en las hojas.

Su papá tiene 80 años por lo que Claudia y su hermana han tomado la responsabilidad de trabajar y administrar la finca. Su entusiasmo es enorme pues se han enamorado del cultivo del café. Hay vistas espectaculares en su finca, pudiendo observarse el imponente volcán de Izalco como un gigante dormido frente a la ventana. A partir de las 2 pm las nubes envuelven la propiedad mientras se escucha el canto de una gran diversidad de pájaros.

El café que se cosecha es motivo de orgullo para las hermanas Morales. Al degustar una taza caliente del café que producen se puede imaginar el volcán de Izalco y experimentar una amplia gama de sabores que incluyen chocolate, un poco de vainilla y cítrico al final. Esta taza de café transmite paz, tranquilidad y alegría.

Claudia manifiesta que durante los primeros cinco años de producción se obtuvieron magníficos rendimientos, pero después la roya invadió el cafetal, obligando a sembrar variedades resistentes. Existe dificultad de acceso a la finca pues la calle es de tierra e irregular, extendiéndose por 10 km. Como no hay transporte para los trabajadores, hay que trasladarlos desde la carretera. Sin embargo, el reto más grande que ha enfrentado Claudia es hacerse cargo de la producción del café, debiendo adquirir el conocimiento requerido para lograr resultados exitosos. Se ha ayudado de entrevistas con expertos, ha asistido a seminarios y talleres, habiendo cursado el Diplomado en la Universidad de El Salvador, que abarcó todas las etapas de siembra, cultivo, catación, proceso de beneficiado, y comercialización.

En la finca es difícil obtener agua, pero Claudia ha construido reservorios para minimizar esa carencia. Actualmente, está dedicada a disponer de tablones con café orgánico, a los que se aplicarán abonos orgánicos y cultivo de lombrices.