Sobre Finca La Peña

Ubicada en lo alto de un cerro en Huehuetenango, Guatemala, se encuentran la finca La Peña y sus orgullosos productores. El lugar es conocido por los residentes de la zona y la comunidad, y sus visitantes no se ven limitados a una sola especie, pues son muchos los pequeños animales que se pasean entre sus árboles sintiéndose seguros y alegrando el ambiente con sus armoniosos cantos. De entre los cafetales sobresale un árbol de Chalum y característicos árboles de Pacaya, cuyos frutos suelen ser causa de disfrute para la familia caficultora en tranquilas y agradables reuniones. Esto no es resultado del destino y mucho menos producto de una casualidad, por el contrario, fueron los esfuerzos de Heidy y su padre por convertir la finca en un lugar respetuoso de la flora y la fauna los que han ocasionado tanta riqueza ambiental dentro del pequeño territorio de la finca.

Sin embargo, aquel no es más que uno de los tantos ejemplos del trabajo duro de la familia por mantener su finca viva y en crecimiento. El inicio de su historia se remonta a los años 60, momento en que la familia Marcos se introdujo al mundo del café; en el camino fueron múltiples los obstáculos y momentos de dificultad, no obstante, el duro trabajo tras los años rindió frutos, y esto se reflejó en la puntuación 84 que obtuvieron recientemente sus valiosos granos de café. Es así, como dicho grano ha formado parte de la vida de Heidy desde su nacimiento y para ella, más que un cultivo a producir, el café ha adquirido significados de distintos matices.

En primera instancia, el café para ella está ligado con risas de infancia y preciados momentos en que acompañaba a su padre en la corta. El café también significa oportunidad y sacrificio, pues gracias a él emigró al departamento de Huehuetenango y se preparó académicamente. Finalmente, el café representa comunidad, amor, raíces e historia, razón que la atrajo de nuevo al mundo de los cafetales con un objetivo más grande en mente. Así es como ahora, a muchos giros inesperados, subidas y bajadas de sus primeros momentos en dicho entorno, Heidy ha decidido impactar, por medio de la Asociación de Desarrollo Integral “La Esperanza Toneca”, en el desarrollo de muchos caficultores, pues sucede que no hay quién conozca mejor las ventajas, carencias y dificultades que existen en el mundo del café que ella que ha crecido rodeada de él.